miércoles, 15 de abril de 2009

Pensamiento # 5

Me dijeron muchas veces que yo 'siempre' quiero tener la razón con las cosas, que no me gusta equivocarme y cuando lo hago trato de arreglarla de dos mil maneras diferentes. Y lo sé, y lo admito. Es más, lo trato de cambiar día a día; como también trate en un momento de cambiar esa actitud de enojarme por todo y de querer hacerme escuchar gritando, trato en todo momento de escuchar a la otra persona cuando me quiere decir algo y ver si podemos llegar a una solución, ESO, una solución, un acuerdo: ceder de las dos partes para que todo sea más ameno.


Y acá viene la parte que me molesta muchísimo, aquellas personas necias que no saben escuchar lo que el otro tiene para decir, que no soporta que piensen diferente y que quieren imponer a todo su alrededor lo que piensan y hacer que todos piensen lo mismo. Odio las personas manipuladoras.


¡Cómo odio que no me escuchen! Esta bien, suelo decir muchas cosas sin sentido y largar comentarios estúpidos, pero en un momento serio siempre pienso lo que digo, y ¡ODIO QUE NO ME ESCUCHEN!, no quiero (y siempre lo digo) que la gente piense como yo, lo único que busco es que también vean que podría pasar si las cosas fueran diferentes.


Y si hay algo de lo que estoy segura después de convivir con gente que no te escucha y de bancarme caprichos, es que ahora más que nunca me voy a mantener con lo que pienso y no me van a pasar por encima.



La conductas egoístas son típicas de la infancia. Entre los dos y los siete años estamos ante la etapa denominada "egocentrismo intelectual", donde los niños son incapaces de adoptar puntos de vista diferentes al suyo. A partir de esta edad, los niños son capaces de compararse con los demás y adoptar puntos de vista distintos y, si se da el ambiente apropiado de confianza y cariño, esta etapa se supera sin dificultad.



{ Café bien negro - ' No justice' Jimmy Cliff }